1 de octubre de 2014

Jarque de la Val, donde los pastores se llevaban lectura al campo. 2.- La opinión pública reclama una recompensa.

Pronto empezaron a conocerse detalles del pueblo que obtuvieron la simpatía general. Por ejemplo, el 21 de julio informaba “La Época”:

TERUEL, 19.- Se prepara un homenaje al pueblo de Jarque dé la Val, por no haber analfabetos.
El maestro, don Ubaldo Arroyo (sic) Martín, ha logrado este triunfo después de veinticinco años de trabajo. El no haber blasfemos y borrachos se debe a las enseñanzas del cura don Carlos Torán.
Como dato curioso, se anota que los pastores, al salir al campo, no se olvidan casi nunca de los periódicos.
Se da el caso de existir en la escuela de adultos un anciano que era analfabeto, y qué, por no ser la nota discordante, prometió aprender a leer en tres meses, ya deletrea y firma con claridad.
La opinión reclama una recompensa para el maestro y el cura”.

Unos días después, el gobernador de Teruel convocó una reunión para formar una Comisión que se encargaría de preparar el homenaje; el dignatario también propuso crear en la capital una biblioteca popular. Y una biblioteca popular para Jarque fue el primer reconocimiento tangible, el mismo día 27 en que “La Provincia” informaba del nacimiento de la comisión, leemos en el madrileño diario “La Voz” estas líneas fechadas en Zaragoza:

El Casino Mercantil ha acordado regalar una biblioteca popular al pueblo de Jarque de la Val, donde no hay un solo vecino que sea analfabeto”.

“La Provincia” sacó mucho rendimiento de la noticia. Hizo una gran encuesta entre autoridades, docentes, políticos, industriales, intelectuales, etc., pidiéndoles su opinión sobre el homenaje y cómo se debía hacer. Durante muchos días publicó las respuestas, que contenían multitud de propuestas como estas.

- Dar a una calle el nombre del maestro.
- Concederle la medalla de Alfonso XII, la Cruz de la Beneficencia, o alguna otra distinción.
- Premiarle con un ascenso en el escalafón o incluso en metálico. Dotarle de una cómoda jubilación.
- Creación de una beca para alumnos aprovechados del pueblo.
- Conceder al pueblo el título de “ilustrado”, “ilustre”, “excelentísimo e ilustrado”, “benemérito de la patria”; o darle el rango de Villa, ¡incluso el de “Ciudad culta y Benemérita”!.
- Colocar placas alusivas a la falta de analfabetos, blasfemos, borrachos y delincuentes en el municipio, bien a las entradas del pueblo, bien en la escuela.
- Regalar una biblioteca al pueblo.
. Construir unas magníficas escuelas, pues las existentes estaban deterioradas.
- Condonar al pueblo de sus tributos durante un quinquenio.
- Subvenciones de los poderes públicos para atender las necesidades del pueblo.

El director de “La Provincia”, León Cano Jarque, se desplazó con un reportero gráfico a Jarque de la Val, para ofrecer el día 25 de ese julio de 1924 un amplio reportaje que fue reproducido en sus partes más interesantes por otros diarios.
Del maestro hace la siguiente descripción:

Don Nivardo Royo, con su cara trigueña, entrecano el cabello y los ojos pensativos, como cargados de sueño o cansados de mirar, bajo sus pronunciadamente membranosos párpados superiores, nos contempla unos instantes...”

Relata que Nivardo Royo nació en Formiche Bajo, el 3 de mayo de 1876 de una familia pobre; pasó la infancia en Villastar y estudió Magisterio gracias a algunos valedores en Teruel, acogido en la Casa de Beneficencia, según declaró no en calidad de expósito, sino por falta de recursos de mis padres y por mi defecto físico”, lo que nos desvela que padecía una minusvalía.
Primero ejerció en Orrios, de donde pasó a Jarque de la Val en marzo de 1898; llevaba, pues, 26 años en el pueblo. En 1921 se había casado con la maestra, Visitación Gómez, natural de Torremocha. Tras un ascenso, le surgió la oportunidad de ejercer en otro pueblo de mayor categoría, pero prefirió seguir en Jarque.

“La Provincia” dio la máxima importancia al homenaje que no se celebró.

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