30 de agosto de 2014

¡Qué viene el lobo! 1.- Barrachina, 1867: peor que en el cuento de Caperucita

¿Causaban víctimas los lobos entre la población? He oído decir a defensores de estos animales que nunca atacaban a las personas, solamente a los ganados, y así era en la mayoría de los casos... pero no siempre. En épocas de guerra o hambruna –las primera solía desencadenar la segunda- los lobos llegaban a atacar y devorar a las personas a falta de otras presas más fáciles.
Los casos que he encontrado en los periódicos digitalizados se produjeron dos antes de que el siglo XIX llegase a su ecuador, y el más grave, que se dio en el pueblo de Barrachina, el año 1867.
En esta noticia de “El Constitucional” que salió a la calle el 10 de febrero de 1841, se citan dos víctimas, una en Jabaloyas y otra en un lugar que no se especifica:

“Con motivo de haberse concluido los ganados lanares en toda esta provincia por efecto de la rapiña carlista, los lobos que recorren los montes de esta provincia se han hecho tan atrevidos hacia las caballerías y personas, que ha sido forzoso al señor jefe político dar orden para que en los pueblos se den batidas generales algunos días de fiesta; en las que se han dado hasta ahora se han matado dos lobos en Mora, uno en la Puebla y otro en Sarrión.
“El tomar esta determinación la autoridad superior fue a consecuencia de haberse comido a una mujer que desde una casa de campo pasaba también a otra casa de campo, después de anochecido, de cuya desgraciada víctima solo encontraron un brazo; y hace unos ocho días en Jabaloyas se han comido a un chico de unos diez años. Llega a tal su descaro, que por la noche siguen a los hombres hasta la entrada de los pueblos”.

Pero el suceso más escalofriante se produjo en Barrachina el último día de febrero o el primero de marzo de 1867. Un viajero que llegó al pueblo, tal vez un sacerdote, narró lo sucedido en una carta publicada por el diario católico “La Esperanza” el 9 del segundo mes, carta que enseguida reprodujeron otros periódicos de Madrid y otras ciudades. Solo la casualidad hizo que los hechos llegasen a ser de dominio público. ¿Se dieron otros similares en estos entonces lugares remotos sin que hubiera un viajero para contarlos en un periódico? Probablemente sí, pero nunca lo sabremos.
Este es el texto completo de “La Esperanza”:

“La siguiente carta da cuenta de un horroroso suceso ocurrido en el pueblo de Barrachina, provincia de Teruel:
"Escribo a Vds. bajo la más triste impresión: he sido testigo de una escena espantosa que ha dejado hondamente afectados los ánimos de este pacifico vecindario. El día 1.º de marzo llegué al pueblo de Barrachina, provincia de Teruel, y me llamó mucho la atención encontrar todas las puertas cerradas y reinar en la localidad el más profundo silencio.
“No tardé en saber que el triste motivo que había producido aquélla alarma era el de haber penetrado en el pueblo cuatro enormes lobos que, acosados por el hambre, se lanzaron furiosamente sobre un grupo de diez niños que se hallaban jugando en la calle Mayor, matando y devorando a cuatro de ellos, y dejando en muy mal estado a los restantes.
“Un grito de espanto resonó inmediatamente en el ámbito de aquel pequeño pueblo, y reunidos algunos vecinos, empezaron a hacer fuego contra aquellas fieras, consiguiendo matar dos de ellos en las mismas calles del pueblo.
“Dejo a la consideración de V. calcular cuál será el estado de las desgraciadas madres que han visto esparcidos por las calles los restos inanimados de los hijos de su corazón. Me encuentro tan profundamente afectado, que carezco de tranquilidad para referir más pormenores y detalles sobre esta horrorosa escena”.

Lobos atacando un rebaño. Imagen tomada de retablodelavidaantigua.blogspot.com.

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