20 de agosto de 2014

Las aventuras del "moro Joaquín", de Perales. 2.- Fuga y vida entre los rifeños

El peralense, todavía sin el apodo de “El moro Joaquín”, se da a conocer gracias a una información titulada “Un Beni-Urieguel (la tribu del legendario líder rifeño Abd al-Karim) de pega”, que publica “El Telegrama del Rif” el 15 de septiembre de 1911, allí nos cuentan:

“Del extinguido penal del Peñón de la Gomera se fugó, en 1904, el confinado Joaquín Ibáñez Bellido, natural de Perales (Teruel), y aunque se realizaron activas pesquisas para conseguir su captura, todas resultaron infructuosas.
“Ibáñez Bellido, de acuerdo con varios moros de los que frecuentaban la plaza, logró internarse en el campo vecino, esquivando la acción de la justicia.
“Vistiendo el traje marroquí, recorrió varias kábilas (cabilas), estableciéndose por último en la de Beni-Uriaguel, donde sus habitantes le obligaron a abrazar la religión de Mahoma.
“Desde ese momento, Bellido se hizo nombrar Mohamed Si ilami (sic), y tanta maña se dio para adaptarse a las costumbres de sus protectores, que a los seis meses de permanencia en el Rif nadie podía sospechar que bajo la chilaba con que se cubría, latía el corazón de un aragonés”.

Dos años después, en la entrevista al capellán a la que nos hemos referido anteriormente, explica que Ibáñez se fugó por la noche “descolgándose desde la parte más alta del Peñón hasta una barca en la que le esperaban varios moros, que en unión de un compañero de presidio también fugado, les hicieron sufrir mil penalidades; huyeron de ellos y se refugiaron en el poblado de Axdirt, kábila (cabila) de Beni-Urriaguel, donde fueron caritativamente recogidos, por el armero del poblado, notable de la kábila, respetado y rico. Su compañero de fuga se marchó a poco y vino a España; fue cogido y reintegrado al presidio”.

Encontramos diferencias chocantes entre la vida de Ibáñez que se describe en 1911, cuando pidió por primera vez el indulto, y en 1913, cuando era un personaje famoso y mimado en los medios de comunicación. Por ejemplo, sobre su matrimonio en la primera versión leemos:

(...) Cansado de la soledad que le rodeaba, contrajo matrimonio con la viuda de un caíd caído en desgracia, de la cual ha tenido descendencia“.

Y en la más prolija biografía posterior:

“En la kábila (cabila) de Beni-Urriaguel los notables principales como el Sindi, riquísimo propietario, cuyo capital pasa de 40.000 duros; Moham(ed) Bocoy, otro principal propietario, también con gran capital; el digno y caballeroso notario Abel-Crin y otros muchos hubieran visto con agrado que Moham(ed) el renegado, como se llama el “moro Joaquín” en aquella tierra, se hubiera casado con sus respectivas hijas; las condiciones de laboriosidad, honradez y talento de Joaquín no influían tanto como su criterio, sustentado muchas veces en público, de que sólo tendría una mujer y se dedicaría a su felicidad, sin que tuviera la elegida que compartirla con otras, según la costumbre del país.
“Y no eran las moritas menos encaprichadas y hasta empeñadas en que esto sucediera; pero Joaquín no se deslumbró con riquezas ni poderes. Eligió por mujer única a la hija del armero en cuya casa fue asistido y encontró asilo y refugio a su llegada al país; sobrepuso el agradecimiento a todo, aunque el amor tuvo gran parte en su elección”.

Porque en las versiones de 1913 la vida africana del “moro Joaquín” está marcada por el éxito social, lo cual hacía más meritoria su decisión de huir con los prisioneros españoles que veremos más adelante. Narra “La Correspondencia” que empezó como hojalatero, amplió su actividad a la de platero, y...

(...) Aún no contento con estos oficios, puso también su taller de carpintería, que fue el que verdaderamente le colocó en desahogada posición; comenzó por hacerse su casa actual a estilo europeo, con tablas, en lugar de hacerlo con troncos como allí se estilaba; se puso «de moda» este género de construcción, y en poco tiempo no hubo en el poblado una casa donde las ventanas o las puertas y hasta la casa entera no fueran obra de Joaquín o de sus ayudantes”.

No concuerda todo esto con lo que aparece en “El Telegrama del Rif”, aunque en ambos casos destacan su amor a España. Dos años antes decían:

(...) Su escasa influencia cerca de la poderosa tribu, siempre le puso al lado de los pocos españoles que se internaban en aquellos territorios”.

Y veamos el final de la noticia, y porqué pidió el indulto por primera vez:

(...) Merced a sus buenos oficios, los Sres. Delbrel y Arqués pudieron llegar en marzo de 1907 hasta la Alcazaba de Zoluán, a la sazón ocupada por el Roghi, el cual hizo entrega de los cautivos al general Marina.
“Se sabe que sin la intervención de (Ibáñez) Bellido, los citados expedicionarios lo habrían pasado bastante mal.
“Como decimos, el fugado del Peñón, siempre pensó en reintegrarse a su patria, y fiel a este deseo acaba de elevar una instancia a S.M. el Rey, solicitando la gracia del indulto, instancia que, según nuestros informes, llegará uno de estos días a esta Capitanía General para su informe y tramitación”.



(Sigue
Portada de la novela "El Renegado", de Alberto Boutellier.

No hay comentarios:

Publicar un comentario